sábado, 5 de septiembre de 2020

El aumento de la productividad, el principal motor de reducción de la pobreza, corre peligro debido a las perturbaciones causadas por el Covid-19

Fuente: Estudio del Banco Mundial "Productividad mundial: Tendencias, factores y políticas”.

La economía mundial, se reducirá un 5,2 % este año, en lo que sería la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, y la primera vez desde 1870 en que tantas economías experimentarían una disminución del producto per cápita.

A raíz de las graves distorsiones a la oferta y la demanda internas, el comercio y las finanzas, se prevé que la actividad económica de las economías avanzadas se contraerá un 7 % en 2020 y los mercados emergentes y las economías en desarrollo (MEED) se contraigan un 2,5 % este año, su primera contracción como grupo en al menos 60 años.
La disminución prevista en los ingresos per cápita, de un 3,6 %, empujará a millones de personas a la pobreza extrema este año.
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Vivimos la desaceleración de la productividad más marcada, prolongada y amplia de las últimas décadas, de acuerdo con el informe, que se basa en un conjunto integral de datos que abarca 35 economías avanzadas y 129 economías de mercados emergentes y en desarrollo.

Los factores que han estimulado el aumento de la productividad, como el crecimiento de la población en edad laboral, los logros académicos y el aumento de las cadenas de valor mundiales, han desaparecido o han retrocedido desde la crisis financiera internacional de 2007‑09.

Se señala, además, que el colapso del comercio mundial y las interrupciones en las cadenas de suministro mundiales durante la actual pandemia, de prolongarse, podrían ser especialmente perjudiciales para las perspectivas de aumento de la productividad en las economías de mercados emergentes y en desarrollo.

Según los expertos del Banco Mundial hay, tal vez, una luz de esperanza, dado que los cambios de conducta derivados de la pandemia acelerarán la adopción de nuevas tecnologías, el logro de mayores eficiencias en las empresas, y el ritmo de la innovación científica. No obstante, es fundamental garantizar que estos beneficios se distribuyan ampliamente y que las perturbaciones del mercado laboral impulsadas por la tecnología se gestionen de manera adecuada.

Un paquete integral de políticas para reactivar el aumento de la productividad debería estimular las inversiones en capital humano y capital físico, promover la reasignación de recursos a sectores más productivos, fomentar la adopción de tecnologías y la innovación y propiciar un entorno institucional y macroeconómico acertado”.



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